Patricia tenía el mal hábito de pasar por alto a los demás cada vez que estaba muy ocupada. Una tarde su esposo se quejó: Me siento como los pañales de ayer. Patricia le dijo que estaba muy ocupada y que no tenía la intención de tratarlo mal, pero cuando se fue a dormir esa noche, pensó en lo que le dijo su esposo. ¿Lo había estaba desatendiendo?Pensó en sus muy ocupados días, cambiando pañales, comprando las provisiones, lavando ropa, llevando a los gemelos a las prácticas de fútbol, las representaciones de teatro de la escuela, las reuniones de padres y maestros y su trabajo voluntario. Se sintió extenuada de solo pensarlo. Olvidándose de las preocupaciones de su esposo, cayó en un sueño profundo.Entonces un día descubrió por sí misma cómo se sentía él. Había ido a las oficinas de una organización muy conocida a dejar una información. Había esperado encontrarse allí con algunos de los voluntarios y hablar con ellos, pero para sorpresa de Patricia, todos estaban demasiado ocupados como para hablar con ella.Convencida de que no fue bien recibida, se marchó desalentada.En nuestro ocupado mundo, a menudo nos desalentamos los unos a los otros. Muchos trabajamos en exceso y nos extralimitamos en capacidad, y descubrimos que es fácil habituarnos a dejar de lado a las personas, incluyendo a las que más amamos. No obstante, podemos ser determinantes en las vidas de las personas que nos rodean si dedicamos el tiempo de escucharlas, si les mostramos que son preciosas para Dios... y para nosotros.Jesús dijo que el mayor mandamiento es amarse los unos a los otros, y que a sus seguidores les conocerían por su amor... un amor profundo y verdadero. Así que mañana, mientras llevas a cabo tu día, toma un momento de tus muchas tareas. Haz una llamada telefónica y dile a un amigo que crees que es muy especial. No solo alegrarás el día de tu amigo, sino que darás un gran testimonio a un mundo que sufre y que se siente abandonado.Este es el mayor mandamiento que se amen los unos a los otros.Juan 15:17
domingo, 1 de marzo de 2009
Los pañales de ayer
Patricia tenía el mal hábito de pasar por alto a los demás cada vez que estaba muy ocupada. Una tarde su esposo se quejó: Me siento como los pañales de ayer. Patricia le dijo que estaba muy ocupada y que no tenía la intención de tratarlo mal, pero cuando se fue a dormir esa noche, pensó en lo que le dijo su esposo. ¿Lo había estaba desatendiendo?Pensó en sus muy ocupados días, cambiando pañales, comprando las provisiones, lavando ropa, llevando a los gemelos a las prácticas de fútbol, las representaciones de teatro de la escuela, las reuniones de padres y maestros y su trabajo voluntario. Se sintió extenuada de solo pensarlo. Olvidándose de las preocupaciones de su esposo, cayó en un sueño profundo.Entonces un día descubrió por sí misma cómo se sentía él. Había ido a las oficinas de una organización muy conocida a dejar una información. Había esperado encontrarse allí con algunos de los voluntarios y hablar con ellos, pero para sorpresa de Patricia, todos estaban demasiado ocupados como para hablar con ella.Convencida de que no fue bien recibida, se marchó desalentada.En nuestro ocupado mundo, a menudo nos desalentamos los unos a los otros. Muchos trabajamos en exceso y nos extralimitamos en capacidad, y descubrimos que es fácil habituarnos a dejar de lado a las personas, incluyendo a las que más amamos. No obstante, podemos ser determinantes en las vidas de las personas que nos rodean si dedicamos el tiempo de escucharlas, si les mostramos que son preciosas para Dios... y para nosotros.Jesús dijo que el mayor mandamiento es amarse los unos a los otros, y que a sus seguidores les conocerían por su amor... un amor profundo y verdadero. Así que mañana, mientras llevas a cabo tu día, toma un momento de tus muchas tareas. Haz una llamada telefónica y dile a un amigo que crees que es muy especial. No solo alegrarás el día de tu amigo, sino que darás un gran testimonio a un mundo que sufre y que se siente abandonado.Este es el mayor mandamiento que se amen los unos a los otros.Juan 15:17
sábado, 27 de septiembre de 2008
» Vieja y Arrugada
"De verdad que hoy fue un día interesante en la escuela", le dijo Andrés a su mamá quien estaba ocupada limpiando el refrigerador."¿Verdad?", preguntó la madre. "¿Qué hiciste hoy?""Tuvimos una charla acerca de la eutanasia", dijo Andrés. "Yo pensaba que la eutanasia era un grupo de la China".La madre se rió. "Cuéntame más de esa charla"."Bueno, la señorita García, mi profesora, nos preguntó qué debiéramos hacer con las personas mayores en nuestro país, explicó Andrés. Ella quiere que escribamos acerca de qué creemos que se debe hacer. Nos dijo que algunas personas piensan que debemos dejar de pagar por el cuidado de estas personas y dicen que debemos ponerlos a dormir con una droga cuando llegan a viejos y ya no son útiles, a lo cual llamó muerte digna. Eso es lo que es la eutanasia"."¿Y qué es lo que vas a escribir?", le preguntó la mamá."No sé", contestó Andrés. "Yo pienso que está mal, pero la gente a favor de la eutanasia dice que las personas mayores no quieren vivir".La madre se quedó pensando por un momento mientras limpiaba el estante del refrigerador. Luego sacó una naranja del refrigerador y se la pasó a Andrés. "Antes de que te pongas a escribir, ¿por qué no tomas una merienda?", le propuso. "Cómete esta naranja"."¡Mamá!" exclamó Andrés. "¿Por cuánto tiempo ha estado esto allí? ¿Cinco años? Está vieja y de color café y toda arrugada"."Pártela y ábrela", le propuso la madre. Andrés obedeció y con gran asombro encontró que la naranja estaba jugosa y dulce."Está deliciosa", le dijo."Vaya, y estuviste a punto de botarla; te hubieras perdido de una delicia"."Mamá, ¿estás tratando de decirme algo con esta naranja?", le preguntó Andrés receloso. "Cuando hagas tu escrito sólo quiero que recuerdes que viejo no significa inútil", le dijo la mamá. "Aun cuando una persona parezca inútil, es valiosa para Dios y nos puede dar la oportunidad de practicar la bondad y la amabilidad y cuidarlos con amor. Dios no los recompensa". S.N.Has escuchado a la gente hablar acerca de la eutanasia, o muerte digna. Esto es asesinato. Recuerda que toda la vida humana es especial para Dios.Éxodo 20:13No matarás.
» Pertenecer al club
Varias niñas adolescentes decidieron formar un club de cosas que no necesitas con el fin de recaudar dinero para misiones. Las chicas decidieron añadir dinero al fondo a través de dar con sacrificio. La mayoría de ellas eran de familias pudientes y con facilidad identificaron maneras de contribuir.Margie era diferente. Su familia tenía pocos bienes y casi nada les sobraba, por lo tanto, fue difícil para ella identificar con qué contribuir. Cierto día se arrodilló al pie de su cama y le pidió a Dios que le mostrara algo que pudiese dar. Mientras oraba, su perrito mascota lamió sus manos. De pronto recordó que el médico de la familia había ofrecido comprarlo.Lágrimas brotaron de sus ojos mientras exclamaba:- ¡Oh Lucero, no me imagino cómo sería tener que despedirme de ti! -entonces pensó en el regalo que Dios le hizo al mundo.-¡Lo haré! -dijo ella. Se dirigió hacia la casa del médico y vendió a su perro por cincuenta dólares. Y aunque echaba de menos al perrito, aun así estaba muy contenta.Cuando el médico supo cuál fue la razón por la que Margie vendió su perro, se lo devolvió con una nota amarrada al collar.La nota decía: Anoche le entregué a Dios lo que sobraba de mi desperdiciada vida. Me encantaría pertenecer a tu club, y deseo comenzar dando a Lucero.Juan 3:16Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
» A mi hijo ya crecido
Mis manos estaban ocupadas en el día;No tuve bastante tiempo para jugarLos pequeños juegos que me pediste...No tuve bastante tiempo para ti.Lavaba tu ropa, cosía y cocinaba;Pero cuando me traías un libro de dibujosY me pedías que por favor compartiera tu disfrute,Yo decía: Un poco más tarde, hijo.En la noche te metía en la cama todo asegurado,Oía tus oraciones, apagaba la luz,Luego de puntillas caminaba con suavidad hasta la puerta...Me hubiera gustado permanecer un minuto más.La vida es corta, los años pasan de prisa...Un niño pequeño crece muy rápido.Ya no está a tu lado,Sus preciosos secretos a confiar.Los libros de dibujos guardados;Ya no hay juegos que jugar.No más besos de buenas noches, ni oraciones que escucharTodo eso es parte del ayer.Mis manos, ocupadas una vez, ahora están quietas.Los días son largos y difíciles de llenar,Yo quisiera poder regresar y hacer,Las pequeñas cosas que me pediste que hiciera.Autor desconocido.Mateo 19:14Mas Jesús les dijo: "Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos".
» El Señor dirige mis pasos
La fiesta de cumpleaños transcurría de maravillas, y la niña de trece años estaba emocionada ya que todos sus amigos pudieron celebrar con ella. Cada regalo era justo lo que quería. El último juego fue Ponle el rabo al burro, todos estaban especialmente ansiosos ya que el ganador recibiría un certificado de diez dólares para comprar pizza. Cuando le llegó el turno a la cumpleañera, dio un paso en falso y cayó encima de algunos amigos.Todo era muy divertido, la niña no estaba dispuesta a rendirse aun después del incidente, así que continuó intentando poner la cola en cualquier parte excepto en el borrico de papel. Cuando le quitaron la venda de los ojos y pudo ver cuán lejos se encontraba del sitio correcto, exclamó: Sin duda, necesito que alguien dirija mis pasos.Dios prometió dirigir nuestras pisadas si le permitimos hacerlo. El plan para nuestras vidas se trazó antes del comienzo del tiempo. Cada mañana podemos ir ante el Señor y tener una visión fresca de la dirección que nos dará ese día.¿Enfrentas la toma de una decisión trascendental? ¿Necesitas guía y dirección? A través de las escrituras encontramos promesas de que Dios nos mostrará el sendero correcto. No tenemos que dar un paso en falso o andar a tientas con los ojos cerrados. Nuestro Padre celestial está ansioso por darnos sabiduría. Todo lo que necesitamos es pedirla, y Él dirigirá cada una de nuestras empresas.Proverbios 16:9La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos.
martes, 16 de septiembre de 2008
» El Poder del Ejemplo.
Un analista notó que hoy en día los negocios se organizan igual que un ejército. Oficiales de distintas graduaciones e importancia conducen a las tropas en diferentes campos de batalla. Combaten con varios enemigos y emprenden diferentes misiones. Debido a que los empleados no llevan uniformes ni tienen galones ni barras, se debe buscar otras maneras para determinar el rango e importancia de una persona.Este analista sugiere que una forma de distinguir el rango en una organización es observar a qué hora llega una persona al trabajo.* Si el individuo arriba a las diez de la mañana, puede estar seguro que es un ejecutivo.* Si la persona llega alrededor de las nueve y media de la mañana, puede suponer que tiene una cierta autoridad, quizá sea un encargado o un jefe de departamento.* Si el empleado llega puntualmente a las nueve, debe marcar tarjeta, es probable que sea un oficinista o alguien que trabaja a destajo.* Pero si la persona aparece antes de las ocho de la mañana, lo más probable es que sea el presidente de la compañía.La oración del supervisor:Señor, dame la voluntad para cambiar cuando estoy equivocado.Cuando tenga razón, permite que no me afecte.Así que fortaléceme para que el poder de mi ejemploexceda con creces la autoridad de mi rango.Para ofrecernos como modelo a vosotros a fin de que sigáis nuestro ejemplo.2 Tesalonicenses 3:9Fuente: El libro devocionario de Dios para Hombres
» El Cuaderno Rojo.
El cartero extendió el telegrama.José Roberto, le agradeció, y mientras lo abría, una profunda arruga surco su frente. Una expresión de sorpresa más que de dolor. Palabras breves y precisas: - Tu padre falleció. Entierro 18 horas. Mamá.José Roberto continúo parado, mirando al vacío. Ninguna lágrima, ningún dolor.¡Nada! Era como si hubiera muerto un extraño. ¿Por que no sentía nada por la muerte del viejo?Como un torbellino de pensamientos confusos, avisó a la esposa, tomó el micro y se fue, venciendo los silenciosos kilómetros de ruta mientras la cabeza giraba a mil. En su interior, no quería ir al funeral y, si estaba en camino era sólo para que la madre no estuviera más triste.Ella sabía que padre e hijo no se llevaban bien.La cuestión había llegado al final el día que, después de una lluvia de acusaciones, José Roberto había hecho las valijas y partido; prometiendo nunca más poner los pies en aquella casa.Un empleo razonable, casamiento, llamadas a la madre para Navidad, Año Nuevo o Pascua... Se había desligado de la familia no pensaba en el padre y la última cosa en la vida que deseaba era ser parecido a él.En el velorio: Pocas personas.La madre pálida, helada, llorona.Cuando vio al hijo, las lágrimas corrieron silenciosas, fue un abrazo de desesperado silencio. Después, vio el cuerpo sereno envuelto por una manta de rosas rojas, como las que al padre le gustaba cultivar. José Roberto no vertió una sola lágrima, el corazón no podía. Era como estar delante de un desconocido un extraño, un...Se quedó en casa con la madre hasta la noche, la beso y le prometió que volvería trayendo los nietos y la esposa para conocerla. Ahora, podría volver a casa, porque aquel que no lo amaba, no estaba mas para darle consejos ácidos ni para criticarlo.En el momento de la despedida la madre le colocó algo pequeño y rectangular en la mano.-Hace mucho tiempo podrías haberlo recibido - dijo.- Pero, infelizmente sólo después que él se fue lo encontré entre las cosas más importantes...Fue un gesto mecánico, minutos después de comenzar el viaje, metió la mano en el bolsillo y sintió el regalo.La luz mortecina del micro, le mostró un pequeño cuaderno de tapa roja. Lo abrió curioso. Páginas amarillentas. En la primera, arriba, reconoció la caligrafía firme del padre:- "Nació hoy José Roberto. ¡Casi cuatro kilos! Es mi primer hijo, ¡un muchachote! Estoy orgulloso de ser el padre de aquel que será mi ¡continuación en la Tierra!".A medida que hojeaba, devorando cada anotación, sentía un dolor en la boca del estómago, mezcla de dolor e perplejidad, pues las imágenes del pasado resurgieron firmes y atrevidas ¡como si terminaran de pasar!.- "Hoy, mi hijo fue a la escuela. ¡Es un hombrecito! Cuando lo vi de uniforme, me emocioné Y le desee un futuro lleno de sabiduría. La vida de el será diferente de la mía, que no pude estudiar por haber sido obligado a ayudar a mi padre.- Para mi hijo deseo lo mejor. "No permitiré que la vida lo castigue".Otra página. -"Roberto me pidió una bicicleta, mi salario no da, pero él la merece porque es estudioso y dedicado. -- Pedí un préstamo que espero pagar con horas extras". José Roberto se mordió los labios.Recordaba su intolerancia, De las peleas para tener la soñada bicicleta. Si todos los amigos ricos tenían una, ¿por que no podía tener la suya?.- "Es duro para un padre castigar a un hijo y se que el me podrá odiar por eso; pero, debo educarlo para su propio bien." "Fue así como aprendí a ser un hombre honrado y esa es la única forma que sé acerca de educarlo".José Roberto cerró los ojos y vio la escena cuando por causa de una borrachera, hubiera ido a la cárcel, aquella noche; si el padre no hubiera aparecido para impedirle ir al baile con los amigos... Recordaba también el auto retorcido y manchado de sangre que había chocado contra un árbol... Por otro lado parecía oír sirenas, el llanto de toda la ciudad mientras cuatro cajones seguían lúgubremente para el cementerio.Las páginas se sucedían con cortas, y largas anotaciones, llenas de respuestas que revelaban, en silencio y tristeza, que el padre lo había amado.El "viejo" escribía de madrugada... reflexionó. Momento de soledad, en un grito de silencio, porque era de esa manera como era él, nadie le había enseñado a llorar y a dividir sus dolores, el mundo esperaba que fuera duro para que no lo juzgaran ni débil ni cobarde. Y, ahora José Roberto estaba teniendo la prueba que, debajo de aquella fachada de fortaleza había un corazón tan tierno y lleno de amor.La última página.Aquella del día en que había partido: -"Dios, ¿que hice mal para mi hijo me odie tanto?¿Por qué soy considerado culpable? "Si no hice mas que intentar transformarlo en un hombre de bien"."Mi Dios, no permitas que esta injusticia me atormente para siempre. Que un día él pueda comprenderme y perdonar por no haber sabido ser el padre que el merecía tener."Después no había más anotaciones y las hojas en blanco daban la idea de que el padre había muerto en ese momento, José Roberto cerró deprisa el cuaderno, el pecho le dolía... El corazón parecía haber crecido tanto, que luchaba para escapar por la boca.No vio el micro entrar en la Terminal, se levantó desesperado y salió casi corriendo porque necesitaba aire puro para respirar.La aurora rompía el cielo y un día comenzaba."¡Honre a su padre para que los días de su vejez sean tranquilos!" - alguna vez había oído esa frase y jamás había reflexionado la profundidad que ella contenía. En su egocéntrica ceguera de adolescente, jamás había parado para pensar en verdades mas profundas. Para él los padres eran descartables y sin valor, como los papeles que son tirados a la basura.Aquellos días de poca reflexión todo era placer, salud, belleza, música, color, alegría, despreocupación, vanidad. ¿No era él un semidiós?Ahora, el tiempo lo había envejecido, fatigado y también vuelto padre, aquel falso héroe... De repente. En el juego de la vida, el era el padre y sus actuales contestaciones, no satisfacían a sus hijos. ¿Cómo no había pensado en eso antes? Seguramente por no tener tiempo, pues estaba muy ocupado con los problemas, la lucha por la supervivencia, la sed de pasar fines de semana lejos de la ciudad, con ganas de profundizar en el silencio sin necesitar dialogar con sus hijos.Jamás tuvo la idea de comprar un cuaderno de tapa roja para anotar una frase sobre sus herederos, jamás le había pasado por la cabeza escribir que sentía orgullo de aquellos que continúan su nombre.Justamente él, que se consideraba el más completo padre de la Tierra. La vergüenza casi lo tiro con una lección de humildad. Quiso gritar, procurando agarrar al viejo para sacudirlo y abrazarlo, encontró solo el vacío.Había una raquítica rosa roja en el jardín de su casa, el sol terminaba de nacer.Entonces, José Roberto acaricio los pétalos y recordó la mano del padre podando, y cuidando con amor. ¿Por qué nunca percibió todo esto antes? Una lágrima brotó como el rocío, e irguiendo los ojos para el cielo dorado, de repente, sonrió y se desahogó en una confesión:"Si Dios me mandara a elegir, ¡Juro que no querría haber tenido otro padre que no fueras vos, viejo! -Gracias por tanto amor, y perdóname por haber sido tan ciego"HABLA, DISFRUTA, ABRAZA, BESA, SIENTE, Y AMA A TODAS LASPERSONAS QUE PUEDAS VER Y TOCAR" ¡¡¡APROVECHA!!!
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